miércoles, 23 de enero de 2013



Una modelo, en el desfile de Larraínzar, en Cibeles. (Foto: EL MUNDO) Una modelo, en el desfile de Larraínzar, en Cibeles. (Foto: EL MUNDO)

21 de febrero de 2006.   - Nunca pensé que podría caer tan bajo. Jamás creí que me rebozaría de esta manera en el lodo. Sé que mi reputación, si es que alguna vez la he tenido, está en juego, pero no tengo más remedio que ser sincero y confesar un pecado más negro que el armario ropero de Johnny Cash: ayer vi 'Aquí hay tomate' y me gustó. No todo, ni mucho menos, pero sí uno de sus reportajes, una pieza breve y directa que desnudaba de forma magistral el patético mundo de la moda.
Calculo que duraría poco más o menos tres minutos, pero rozó la perfección. En el guión no sobraba una sola palabra. Las imágenes mostraban chicas esqueléticas desfilando, modelos huesudas entre bambalinas y declaraciones de modistos y responsables de la Pasarela Cibeles. Todo ensamblado en un montaje impecable, con sentido del ritmo, donde se aportaban datos y se valoraba correctamente la información. Me tragué sin respirar esa pequeña obra maestra del periodismo televisivo de sobremesa.
La anorexia es una enfermedad muy grave y el mundo de la moda se ha convertido en uno de los principales difusores del mal. Para denunciar esta historia los del 'Tomate' tuvieron suficiente con alrededor de 180 segundos (otros hubieran necesitado 60 minutos). Y no les hizo falta nada más, ni una frase, ni una imagen, para hacerme llegar su mensaje. En el reportaje pude ver modelos que medían 1,81 metros, pesaban 52 kilos y usaban una talla 34. Huesos y pellejos. Ojos que se salían de las cavidades orbitales. Piernas y brazos de alambre, cuellos que no tenían trapecios a los que agarrarse, glúteos transparentes. "Si aumentásemos de talla nos quedaríamos sin trabajo", "te exigen estar extremadamente delgada", confesaban dos de las chicas. "Exijo que no se emita", gruñía por toda respuesta uno de los "proxenetas" mientras vigilaba de reojo su mercancía.
Me parecio entender que se trataba de una pieza creada por el equipo de 'Aquí hay tomate' a partir de un reportaje de 'El buscador de historias'. Después de ver ayer ese minúsculo y eficaz trabajo sobre la anorexia y la moda comprendí que muchas ideas, y mucha gente con talento, son confinadas cada día en las catacumbas de las cadenas y permanecen esclavas de las audiencias y sus hipotecas, rehenes de la telebasura. Ánimo.

domingo, 20 de enero de 2013